En este 17 de abril, Día de Las Luchas Campesinas, desde SEAE queremos unirnos a las acciones en apoyo a las y los pequeños agricultores/as compartiendo historias como las publicadas en la Revista Ae. En este caso, compartimos la experiencia de Carmen Ibáñez, agricultora y ganadera agroecológica en Extremadura, que demuestra que "un sistema agroecológico pequeño, es la muestra de lo que se puede hacer en cualquier territorio a pequeña escala".
Carmen nos acompañará esta tarde en el debate online de SEAE sobre "la transición ecológica del campesinado europeo", en el que también participan otros dos agricultores ecológicos (Jesús Ochoa y Jesús Sanchís) y modera Pilar Galindo, de SEAE y La Garbancita Ecológica. (ENLACE DIRECTO AL DEBATE, A LAS 18 H. AQUÍ)
Recomendamos también consultar las acciones propuestas por La Vía Campesina - #QuédateEnCasaNoEnSilencio
“Un sistema agroecológico pequeño es la muestra de lo que se puede hacer en cualquier territorio a pequeña escala”
Carmen Ibáñez Torres, Agricultora y ganadera ecológica. Berzocana (Cáceres).
Quince hectáreas (ha) de manejo agroecológico diversificado son suficientes para demostrar, en una tierra como Extremadura y porqué no, al mundo entero, que “los pequeños sistemas pueden ser posibles en cualquier territorio a pequeña escala”. La muestra es la Finca agroecológica Solana del Cuervo, situada en la comarca de Villuercas – concretamente en Berzocana, localidad de menos de 500 habitantes – donde desde hace casi 20 años, Carmen y su familia gestionan frutales (4 ha), ganado, pastos (11 ha), unos 2000 m de hortícolas y desde este año, media ha de plantas aromáticas y medicinales (PAM). “Compramos la finca en el año 2000 en plena producción de cerezos y hemos introducido un concepto de granja con las colmenas, el bosque frutal para el aprovechamiento de los animales, algo de producción de huerta local y las PAM, y así hemos ido cerrando el ciclo”.
Tienen 20/25 ovejas, unas 15 cabras y un par de vacas. Y cuenta que “aunque somos muy amigos de lo autóctono, nos hemos dado cuenta que para la adaptación a lo pequeño hay otras claves: se debe adaptar a la medida del territorio donde estés, a la medida de cada uno y de lo que se quiere. Y además, que se traten bien entre todas las producciones que tienes”. Por eso, en el caso de las ovejas, tiene diversas razas y cada una, cumple su función: “las churras para leche y queso, las xaldas hacen bien de desbrozadoras, las cabras locales de la raza Serrana, se adaptan muy bien al territorio… hemos barajado muchas opciones para que sean compatibles para pastar por frutales, por ejemplo”. Bajo la certificación ecológica, también aplican muchas técnicas biodinámicas que les han permitido cerrar ciclos: “los pequeños productores somos los directores de orquesta y la sinfonía es la granja, el conjunto de todo. Nosotros somos una parte más”.
A esta melodía de frutas, pastos, animales, aromas y huerta se suma El rincón de los cerezos, una casa rural que permanece cerrada temporalmente como tal, pero donde siempre tiene un espacio abierto para mostrar el modelo de manejo agroecológico de su finca y también, para la formación, la investigación, el entrenamiento a otras personas y el foro de pensamiento. Y es que Carmen y su familia demuestran con cada una de sus acciones que el conocimiento, el transmitir saberes y el acompañar en procesos de transición a la agroecología, además de necesarios, son elementos que no tienen fronteras. Junto a otras entidades, hacen divulgación y formaciones en pueblos y otros emplazamientos de la provincia y la península. Y van más allá: Rebibir, su pequeña asociación con la que desde los años 90 han podido emprender, gracias a la colaboración de muchas personas, pequeños proyectos de asesoramiento agroecológico en lugares como Senegal, Mauritania o el Líbano, entre otros. “Muchos proyectos de cooperación se caen porque se monta el proyecto y se van. Pero las transformaciones ecosociales requieren de un acompañamiento. El objetivo es conseguir un cambio de percepción en cuanto al valor de la agricultura y a la capacidad que ésta le otorga a las personas, la autonomía de ser conocedoras de la cultura agrícola”.
Carmen cuenta además que “en proyectos reglados de cooperación, es más difícil acuñar ciertos términos pues son conceptos que no son monetarizados y que transforman la sociedad, como ocurre con la agroecología. Por eso usamos otros términos que se acerquen al concepto de una manera más fácil, como por ejemplo, “agricultura natural de presupuesto cero”. Es como un modelo paralelo que ayuda a pequeños territorios a acercarles la agroecología”. Es el ejemplo del proyecto que llevan ahora a cabo en la Reserva de la Biosfera con pequeños agricultores del Líbano. El primer proyecto de Rebibir fue en Mauritania.“Era sobre eficiencia energética y bombeos solares diversos y huertos ecológicos vinculados a estos bombeos”. Esta iniciativa se ha concretado en la fuerza de la producción y de las mujeres y sobre todo de pequeñas producciones para que mantengan su autonomía.
Carmen explica que desde su finca, “siempre hemos intentado comercializar y transformar todo lo posible, pero el entorno de flexibilización del paquete higiénico sanitario no se acopla a nuestras producciones y no podemos transformar ni hacer venta directa”. Y continúa: “Extremadura es uno de los sitios más complejos de la península en este aspecto. Con más facilidades, se daría una vida grandísima a los productores pequeños y se podría fijar población en estos entornos”. Y para muestra, su experiencia: la Finca La Solana y su Rincón de los cerezos, símbolo de la resistencia de un pequeño sistema agroecológico que no tiene fronteras. ■
Autora: Sara Serrano Latorre - Revista Ae.
Artículo publicado en la sección "Con las manos en la tierra" de la Revista Ae 38 sobre "Ganadería Extensiva y Ecológica" (invierno 2019)