En el debate online de SEAE de hoy, miércoles 8 de abril de 2020, tenemos como ponente invitado al investigador Pablo Manzano Baena para hablarnos del potencial de la ganadería extensiva para mitigar el cambio climático. En este sentido, queremos compartir un reciente artículo que este experto en pastoralismo escribió junta a Concha Salguero-Herrera. Se trata de una breve adaptación de su publicación “Pastoreo Móvil en el Mediterráneo: Argumentos y evidencias para una reforma política y para combatir el cambio climático”.
Esta tarde, será un buen momento para debatir con el autor las dudas y propuestas que te surjan.

A pesar de los claros beneficios que el pastoreo móvil provee, a veces se percibe como un sistema de producción obsoleto y eso tiene resultado en políticas que lo socavan y crean barreras para su viabilidad.
Autoría: Pablo Manzano-Baena y Concha Salguero-Herrera [1]
El pastoreo móvil [2] es uno de los sistemas más eficientes a la hora de usar los recursos naturales y gestionar el territorio. También es un sistema altamente sostenible y económicamente racional que aprovecha al máximo las zonas menos productivas de la tierra, no aptas para el cultivo.
Pero ha sido objeto de políticas inadecuadas en todo el mundo, principalmente debido a una pobre comprensión a nivel de toma de decisiones en políticas. El Mediterráneo no es una excepción, como por ejemplo, en la UE donde su Política Agraria Común (PAC) falla a la hora de apoyar el pastoreo y es incapaz de entender el funcionamiento de los pastos leñosos o de sus sistemas tradicionales de gobernanza tales como los pastos comunales.
Los pasos de política pública que se necesitan en apoyo del pastoreo móvil deberán basarse en evidencias, como las presentadas en el informe “Pastoreo Móvil en el Mediterráneo: Argumentos y evidencias para una reforma política y para combatir el cambio climático” (Manzano; Salguero 2018), que además ayudan a cumplir con otras legislaciones nacionales e internacionales. Los argumentos y los datos que los apoyan han sido expuestos de manera que se puedan cumplir los compromisos dentro de las Convenciones de Naciones Unidas (Diversidad Biológica, Desertificación y Degradación del Suelo, y Cambio Climático). Otra legislación beneficiada será la normativa para la conservación de la naturaleza, regulaciones de ganadería y bienestar animal, Estrategias de Desarrollo Rural, Estrategia 2020 de la UE, el Acuerdo de Paris, Objetivos Desarrollo Sostenible, etc. También se podrá elaborar legislación adicional basada en la resolución de 2016 de la UNEA (Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) en apoyo del pastoreo.
Un elemento tradicional en el Mediterráneo para evitar el conflicto de los ganaderos con los depredadores y permitir la coexistencia ha sido el uso de perros de protección del ganado, donde además existen variedades locales en casi cada rincón de la cuenca mediterránea. Sin embargo, la utilización de estos perros está cada vez más limitada por la normativa aplicable a determinadas razas para la protección de las personas contra perros potencialmente peligrosos. Se necesita una regulación específica aplicable al uso de perros de trabajo que acompañan a los pastores, y facilitar la coexistencia con la vida salvaje. Se debería en cambio promover o incluso subvencionar el uso sensato de dichos perros a la vista de los conflictos cada vez mayores, por ejemplo, con poblaciones de osos y de lobos, estos últimos en expansión. También se necesita más investigación para establecer buenas prácticas en el manejo de perros de pastor.
Otro obstáculo son las regulaciones de sanidad y bienestar animal y seguridad alimentaria. Estas están en general diseñadas para adecuarse a las necesidades de la producción industrial a gran escala, pero resultan muy difíciles de cumplir para los pequeños productores. Un buen ejemplo es la regulación de la elaboración de quesos: en algunos países, se aplican las mismas exigencias de higiene y sanitarias independientemente de si se trata de una gran fábrica o una pequeña explotación tradicional. Esto lleva a menudo a la prohibición a los ganaderos de la elaboración de queso in situ, o hace la inversión inabordable para los pequeños productores. La adaptación de las regulaciones actuales de producción de queso la producción artesanal es por lo tanto crucial para su competitividad: la Comisión Europea ha aprobado una guía para Buenas Prácticas Higiénicas en la producción de queso y productos lácteos artesanos, lo que constituye un paso adelante (QueRED) [3].
El cierre progresivo de pequeños mataderos rurales es otro obstáculo para pequeños ganaderos. No se trata sólo de que los animales deben transportarse más lejos para ser sacrificados (causándoles más estrés), sino que los mataderos son a menudo grandes y de propiedad privada, con una posición privilegiada para imponer precios y otras condiciones. Una solución posible es el uso de pequeñas unidades móviles de procesado, lo que reduciría costes, mejoraría el bienestar animal y facilitaría el acceso de los pequeños productores al mercado. Sin embargo y en general, la legislación actual no hace fácil el uso de esta alternativa a pesar de su fuerte potencial para reconstruir sistemas alimentarios locales y sostenibles. Por otra parte, algunas experiencias ya se han llevado a cabo, por ejemplo, en EEUU o Suecia, y empiezan a surgir voces que reclaman la aprobación de sistemas similares en países como Francia o España.
Se deberían también diseñar estrategias específicas para apoyar productos de alto valor asociados con alta calidad. Está comprobado que la comercialización de los productos pastoriles en base a su calidad superior es la mejor oportunidad para la supervivencia y medio de vida de las comunidades pastoriles, pero necesita apoyo. Por ejemplo, es frecuente que el cuello de botella de la comercialización de carne ecológica sean los intermediarios, que con actitud conservadora, aún no demandan suficientes productos de alta calidad para mantener las explotaciones ecológicas, aun cuando el interés de los consumidores individuales está a la par con el cambio de mentalidad de los productores.
Las políticas agrícolas nacionales, o la PAC en el caso de la UE, deberán ser rediseñadas teniendo en mente una serie de factores. Los pagos públicos a la agricultura se deberán estructurar de manera que se diferencie a la ganadería extensiva de la intensiva, mientras que los territorios deberán ser objeto de tratamiento diferencial según su valor de conservación. La financiación y las políticas públicas deberán apoyar y promover sistemas agrícolas que provean de servicios público y ecosistémicos, y deberán planear acabar con sistemas de producción que degradan y agotan los recursos naturales y el bienestar social. ■
Referencias:
• “Pastoreo Móvil en el Mediterráneo: Argumentos y evidencias para una reforma política y para combatir el cambio climático” de Pablo Manzano-Baena y Concha Salguero-Herrera. (Febrero de 2018). En www.medconsortium.org